¿Qué harías si la princesa más famosa de todos los cuentos decidiera no esperar ser salvada, sino tomar la espada para liberar a su pueblo?

En Blanca Nieves (2025), Rachel Zegler da nueva vida al icónico personaje: una princesa que, tras escapar del palacio para evitar el veneno de su malvada madrastra (Gal Gadot), se encamina al bosque para forjar su propio destino. Allí no sólo se encuentra con siete enigmáticos guardianes mágicos, sino también con Jonathan (Andrew Burnap), un astuto forajido que la reta a ser más que una imagen: a ser una líder. 

La película mantiene la emoción del relato clásico —manzana roja, espejo cruento, reino oprimido— pero le da un giro moderno. Blanca Nieves ya no es pasiva: lidera revueltas, cuestiona al poder y toma el control de su historia. El diseño de producción es exuberante, la banda sonora mezcla los temas originales con canciones nuevas de Pasek & Paul, y la cinematografía de Mandy Walker transporta al espectador entre pasillos ozonados y bosques encantados. 

Sin embargo, no todo brilla con luz propia. El uso de los guardianes generó críticas por el efecto CGI que les da apariencia de «valle inquietante», recordando a los personajes de Polar Express . La ausencia del clásico príncipe azul y la incorporación de Jonathan como interés romántico/aliado confunden a algunos puristas, y varios críticos consideran que los villanos carecen de presencia.

Análisis profesional: Blanca Nieves apuesta a una reinterpretación valiente: empodera a su protagonista y le da relevancia política, creando un cuento de hadas feminista y vengativo. La interpretación de Zegler es honesta y brillante, y Gadot encarna una reina glamurosa y cruel. A nivel visual y musical, la película transporta: ¿el problema? Disney llegó tarde a la saturación de remakes, y el público ya mostraba fatiga. La elección de un reino distópico generó debate y restó nostalgia. 

La película no logró levantar vuelo comercial, quedando como el peor desempeño de los remakes de Disney en casi una década, recaudando solo $205 M frente a un presupuesto de hasta $270 M. Aun así, su mensaje resonó en quienes valoran una versión de cuento con agencia, rebelión y alma moderna.

En resumen, Blanca Nieves (2025) es un cuento de hadas que se rebela contra sus propias raíces. Visualmente encantadora y actitudinalmente subversiva, invita a niñas (y adultos) a creer que no necesitan un príncipe para liderar. Si buscas nostalgia pura, quizás te defraude. Pero si quieres un cuento con espada, canto y convicción, aquí la encontrarás.